EDITORIAL – EN PERÚ, LA “GRILLA” PISOTEA A LA UNESCO

Resulta lamentable que problemas de índole política hayan provocado el cierre por tiempo indefinido del destino turístico más importante de Perú, la zona arqueológica de Machu Picchu, debido a las manifestaciones de los opositores al gobierno de Dina Boluarte.

Razones políticas llevaron a los manifestantes a bloquear el acceso a la zona arqueológica para presionar a sus autoridades a declinar con la intención de convocar a nuevas elecciones.   

El resultado de las violentas manifestaciones y la represión policiaca es, hasta el momento, de 60 muertos lo que agrava más el asunto siendo que como en muchos países, los principales atractivos turísticos son generadores de importante derrama económica.

Además del daño económico y el problema que provoca a  los cientos de turistas que incluso se han quedado varados.

La situación en Arequipa se desborda en medio de una crisis política y social que vive todo el Perú. El sábado se registró un fallecido en el intento de la toma del aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón y los enfrentamientos no cesan desde el pasado 4 de enero, fecha en que la región inició un paro indefinido en contra del gobierno y exigiendo el adelanto de elecciones y el cierre del Congreso.

En distintos puntos de la Ciudad Blanca se reportaron bloqueos, mientras que se anunciaron medidas respecto al Sistema Integrado de Transportes (SIT) y el horario de ingreso de trabajadores. En horas de la tarde, un grupo de manifestantes nuevamente intentó tomar la terminal aérea y se enfrentó a las fuerzas del orden.

Machu Picchu fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1983, lo cual a los protestantes no les interesa

Sin importar su tamaño o ubicación geográfica, todos los países cuentan con bienes culturales, ya sea en forma de patrimonio tangible (bienes muebles e inmuebles con valor arqueológico, histórico o estético) o de patrimonio inmaterial o intangible (el cual incluye tradiciones, usos, costumbres, gastronomía, formas de expresión simbólica y lenguas).

En algunos casos, este patrimonio es tan excepcional que llega a tener valor universal. Entonces la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) procede a su declaración como “patrimonio cultural de la humanidad”, lo que implica que ha de ser defendido no sólo por su país de origen, sino por el conjunto de la comunidad internacional.

Lamentablemente, como lo estamos viendo en Perú, la “grilla” pisotea a la UNESCO.

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