Oscuridad en Yucatán, Campeche y Quintana Roo: el apagón que paralizó a la región

CFE en la mira: falla masiva provoca crisis eléctrica y económica en la Península de Yucatán
La Península de Yucatán quedó sumida en la oscuridad tras un apagón masivo que afectó simultáneamente a Yucatán, Campeche y Quintana Roo. La falla en la red de suministro de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) provocó la paralización de hogares, comercios, empresas, hospitales, escuelas y servicios públicos, generando pérdidas multimillonarias e incuantificables.

La vida cotidiana se detuvo de golpe: semáforos apagados, bancos cerrados, hospitales en alerta con plantas de emergencia, comercios clausurando operaciones y familias atrapadas en el calor sofocante sin ventilación ni refrigeración. El impacto económico y social fue inmediato y devastador.
Un golpe a la economía regional
El sector empresarial reportó daños considerables en producción y ventas. Restaurantes y tiendas tuvieron que cerrar al no contar con energía para operar; cadenas comerciales informaron pérdidas en productos perecederos; y la industria manufacturera suspendió turnos enteros, con costos aún imposibles de calcular.

“Un comercio sin luz no solo deja de vender: pierde mercancía y clientela”, expresó un empresario del sector restaurantero en Mérida. La afectación, según líderes empresariales, asciende a cientos de millones de pesos en pocas horas de apagón.
En hospitales y clínicas privadas, los sistemas de soporte vital dependieron de plantas eléctricas de emergencia, generando gastos extraordinarios en combustible y poniendo en riesgo a pacientes en tratamientos delicados.
Mérida: la respuesta inmediata de la alcaldesa
En la capital yucateca, la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada encabezó un operativo especial para mantener el orden en el Centro Histórico, donde la falta de semáforos derivó en caos vial. Acompañada de la Policía Municipal, recorrió las principales calles para supervisar personalmente el tránsito.

“Reconocemos su compromiso y cuenten conmigo para cuidarles, así como ustedes nos cuidan”, expresó a los elementos de vialidad que se desplegaron en las esquinas para sustituir el sistema automatizado colapsado por la falla eléctrica.

Además, Patrón verificó el desempeño de los renovados sistemas pluviales tras la lluvia que coincidió con el apagón, constatando que los aljibes y pozos perforados previamente funcionaron y evitaron inundaciones mayores.
El Gobierno de Yucatán activa protocolos de emergencia
El gobernador Joaquín Díaz Mena confirmó que los equipos de emergencia estatales permanecieron activos desde el primer minuto de la interrupción. “Estamos en comunicación constante con la CFE, cuyo personal ya trabaja para restablecer el servicio a la brevedad”, señaló.

La administración estatal desplegó brigadas de monitoreo en los principales municipios y llamó a la población a informarse únicamente por canales oficiales, ante la proliferación de rumores en redes sociales que incrementaron la incertidumbre.
La CFE y un sistema eléctrico vulnerable
La CFE informó que se identificó la falla y que su personal especializado, en coordinación con el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), trabaja para restablecer el servicio. Sin embargo, especialistas advierten que el problema es más profundo.
En los últimos años, la Península ha experimentado apagones masivos recurrentes. El 24 de marzo se registró otro de la misma magnitud, además de cortes constantes que la propia CFE denomina “mantenimientos programados”.

Expertos han alertado que la reserva eléctrica en la región se encuentra en niveles críticos. Plantas generadoras están listas, pero sin operar a plena capacidad, mientras la demanda crece con la industrialización y el turismo. El resultado: un sistema en la cuerda floja, donde cualquier desperfecto puede detonar un apagón generalizado.
Contraste con el discurso federal
El apagón también exhibió un choque entre la realidad y el discurso oficial. En junio, durante su visita a Mérida, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que en Yucatán había “suficiente energía” y descalificó las quejas como una “campañita”.
Meses después, la oscuridad y el caos desmintieron esa narrativa. Miles de ciudadanos afectados respondieron en redes sociales con reclamos directos, recordando que los apagones no son un invento político, sino un problema que afecta la economía, la salud y la seguridad de la población.
Impacto social: la vida cotidiana paralizada
En colonias enteras, familias reportaron daños en electrodomésticos y alimentos echados a perder por la falta de refrigeración. El calor extremo convirtió los hogares en hornos insoportables, obligando a muchos a dormir a la intemperie.
Los servicios básicos se interrumpieron: cajeros automáticos inoperantes, clases suspendidas, estaciones de servicio cerradas por falta de bombeo, y hospitales públicos operando al límite con plantas eléctricas que no cubren todas las áreas.

La vida social y productiva quedó en pausa. Calles oscuras generaron sensación de inseguridad y temor entre los ciudadanos.
¿Quién asume las pérdidas?
El gran cuestionamiento persiste: ¿quién se hace responsable de las pérdidas incuantificables en la economía peninsular? Comerciantes, empresarios y familias cargan con los costos directos: mercancías echadas a perder, ventas anuladas, turnos laborales perdidos y aparatos dañados.
Hasta ahora, la CFE no ha anunciado un mecanismo de compensación. La narrativa oficial se limita a prometer que el servicio será restablecido “a la brevedad”, sin abordar las consecuencias económicas y sociales.
Una península a oscuras: la urgencia de soluciones
El apagón masivo confirmó lo que expertos han advertido desde hace años: la Península de Yucatán depende de una red eléctrica frágil, sin reservas suficientes y con infraestructura saturada.
La región requiere inversiones urgentes en generación y transmisión, así como planes de contingencia más robustos. Sin embargo, la falta de planeación energética coloca a Yucatán, Campeche y Quintana Roo en un escenario de vulnerabilidad permanente.

La pregunta es si los gobiernos y la CFE estarán dispuestos a reconocer esta crisis estructural y dar soluciones reales, antes de que un nuevo apagón vuelva a paralizar a millones de ciudadanos y a la economía de toda la región.
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