Manglares de San Crisanto: Turismo Sustentable con Reconocimiento Internacional

Un modelo de esperanza y de futuro para el turismo en México y el mundo.

Visitarlos es apoyar un proyecto comunitario que ha sabido encontrar el equilibrio entre naturaleza, cultura y desarrollo.

Es también una invitación a descubrir una nueva forma de viajar: más consciente, más respetuosa y más enriquecedora.

¿Estás buscando una experiencia que combine aventura, contacto con la naturaleza y un impacto positivo en el medio ambiente? Entonces los Manglares de San Crisanto, ubicados en la costa norte de Yucatán, te ofrecen mucho más que un simple paseo: te abren la puerta a un modelo de ecoturismo que ha sido reconocido a nivel mundial por su compromiso con la sustentabilidad, la conservación ambiental y el bienestar comunitario.

Un paraíso escondido entre manglares y ojos de agua

San Crisanto es un pequeño y encantador pueblo pesquero ubicado a tan solo 80 kilómetros de Mérida. Para llegar, solo hay que tomar la carretera hacia Progreso, desviarse en Uaymitún, pasar por Telchac y seguir hasta llegar al corazón de San Crisanto. También puedes aprovechar para visitar sitios como la zona arqueológica de X’cambó o las Salineras de Xtampú.

Una vez en el pueblo de San Crisanto, solo debes ubicar el campo de béisbol: justo enfrente está la taquilla para acceder al recorrido por los manglares, que tiene un costo de $120.00 MXN por persona, con un mínimo de tres personas por lancha. El horario de atención es de 9 a.m. a 5 p.m., por lo que se recomienda llegar temprano para aprovechar al máximo la experiencia.

El recorrido: naturaleza viva y aguas cristalinas

El tour, de aproximadamente una hora y media, comienza en lancha por estrechos canales rodeados de manglar rojo, blanco y negro. El trayecto, de poco más de 1.2 kilómetros, se convierte en una experiencia sensorial única: el canto de las aves y el verde intenso del ecosistema acompañan el trayecto hasta llegar al ojo de agua.

Este ojo de agua, habilitado para los visitantes, tiene una profundidad de entre 2 y 3 metros. Cuenta con tarimas de madera, llantas salvavidas y una cuerda de apoyo para quienes desean disfrutar del agua con seguridad. Sus tonalidades turquesa y cristalinas lo convierten en un oasis perfecto para refrescarse y relajarse.

Durante el recorrido es común avistar diversas especies de aves, por lo que se invita a los visitantes a mantener una conducta respetuosa con el entorno natural. Además, es importante evitar el uso de bloqueadores solares antes de ingresar al agua y llevar repelente de insectos ecológico, sobre todo en temporada de lluvias. Puedes introducir alimentos y bebidas, pero recuerda llevarte toda tu basura.

Reconocimiento internacional: Green Destination Story Awards 2025

La labor de San Crisanto no se limita a ofrecer un hermoso recorrido natural: es, además, un modelo ejemplar de desarrollo sustentable. Prueba de ello es que a principios de 2025 fue galardonado con el premio Green Destination Story Awards en la categoría de Naturaleza y Paisaje, durante la cumbre turística ITB Berlín, una de las ferias de turismo más importantes del mundo.

Este premio fue entregado a José Inés Loría Palma, director y fundador de la asociación civil Ejido San Crisanto, A.C., en reconocimiento al esfuerzo comunitario de más de 30 años en la restauración de manglares y la implementación de un modelo de turismo ecológico.

Gracias a este reconocimiento, San Crisanto se posiciona oficialmente dentro del Top 100 mundial de historias de turismo sustentable.

De la restauración ecológica al bienestar comunitario

La historia de éxito de San Crisanto comenzó tras los estragos provocados por fenómenos meteorológicos que afectaron sus ecosistemas. En lugar de abandonar su tierra, los habitantes iniciaron un ambicioso proyecto de restauración de manglares, que hoy no solo ha rehabilitado el entorno natural, sino que ha impulsado la economía local sin recurrir a la sobreexplotación de recursos.

Actualmente, las actividades ecoturísticas incluyen paseos en lancha, observación de aves, experiencias en playas vírgenes, producción artesanal de sal, y hospedaje en espacios sustentables. Todo esto ha generado empleos y ha elevado la calidad de vida: “El 95% de la población tiene acceso a servicios básicos, superando la media nacional”, afirmó José Inés Loría.

Inspiración para todo Yucatán

El proyecto de San Crisanto fue seleccionado entre iniciativas de más de 120 países por su capacidad de integrar desarrollo económico, cuidado ambiental y cultura local. Es un ejemplo de cómo es posible atraer visitantes sin sacrificar la identidad comunitaria ni los recursos naturales.

Loría Palma enfatiza que este modelo es replicable en otros municipios y comunidades de Yucatán. Desde la milpa tradicional hasta la medicina herbolaria maya, pasando por expresiones culturales como la danza o la cocina regional, todo puede formar parte de una oferta turística sostenible y auténtica.

Sin embargo, también lanza una advertencia: la gentrificación y la urbanización desmedida amenazan con destruir las raíces y el equilibrio ecológico de muchas comunidades costeras. “Yucatán es mucho más de lo que imaginamos. Debemos aprender a valorar lo que somos y lo que tenemos”, concluye Loría con firmeza.

Conclusión: Un destino con alma y futuro

Visitar los manglares de San Crisanto es sumergirse en una experiencia que va más allá del turismo convencional. Es apoyar un proyecto comunitario que ha sabido encontrar el equilibrio entre naturaleza, cultura y desarrollo. Es también una invitación a descubrir una nueva forma de viajar: más consciente, más respetuosa y más enriquecedora.

Así que si buscas una aventura diferente en Yucatán, San Crisanto no solo te ofrece paisajes increíbles y aguas cristalinas: te ofrece un modelo de esperanza y de futuro para el turismo en México y el mundo.

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