Robo de cobre y miles de fugas complican el servicio de agua en Mérida

La Japay enfrenta el deterioro de la red hidráulica y la delincuencia en cárcamos y plantas

La Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay) atraviesa uno de los momentos más complejos en su historia reciente: por un lado, la antigüedad de la infraestructura hidráulica provoca miles de fugas en Mérida; por el otro, la delincuencia se ha enfocado en el robo de cobre en cárcamos y plantas de bombeo, afectando directamente el servicio a los ciudadanos.

El director de la Japay, Francisco “Panchito” Torres Rivas, reconoció que en lo que va de la administración estatal se han atendido más de 25 mil fugas, desde tuberías de 36 pulgadas hasta conexiones domésticas de media pulgada. La cifra ilustra el grado de desgaste de la red, en especial porque gran parte de la infraestructura data de la década de 1970, cuando se construyó la Planta Medio.

Una red con más de 55 años de servicio; la vida útil de calles y tuberías está agotada.

Torres Rivas explicó que la antigüedad de los materiales —asbesto, cemento y concreto— ha provocado un daño estructural que obliga a reparaciones constantes. “Estamos hablando de más de 55 años, y tenemos ahí tuberías que ya dieron su vida útil”, señaló.

La situación ha generado un dilema que se repite en la capital yucateca: ¿qué surge primero, la fuga de agua o el bache? Para la Japay, ambas problemáticas están íntimamente ligadas. Una filtración no atendida puede socavar el pavimento y abrir un bache, mientras que el mal estado de las calles también daña las tuberías.

“Es un trabajo que requiere coordinación con el Ayuntamiento de Mérida”, enfatizó el funcionario, quien dijo que el gobernador Joaquín Díaz Mena ha instruido trabajar en conjunto para que la afectación a los ciudadanos sea la menor posible.

Robo de cobre, un enemigo silencioso con siete incidentes en una semana en el sur de Mérida

Al deterioro natural de la red se suma la delincuencia. El robo de cableado de cobre en cárcamos y plantas de bombeo ha puesto en jaque la operación de la Japay. Tan solo la semana pasada se registraron siete incidentes en la zona de Kanasín, donde los delincuentes sustrajeron material valuado entre 10 mil y 20 mil pesos, pero que revenden en apenas 200 o 300 pesos.

“Tenemos 39 plantas, casi 40 cárcamos y 148 sistemas independientes. No podemos tener vigilancia en cada uno, pero sí estamos reforzando rondines, iluminación y cámaras de seguridad”, indicó Torres Rivas. Aunque en algunos casos se logró recuperar parte del material robado, e incluso los ladrones abandonaron bicicletas utilizadas para el traslado, hasta ahora no se ha detenido a los responsables.

Inversión en plantas, limpieza de caminos y combate a la morosidad

Además de atender las fugas, la Japay realiza mantenimiento a las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), en las que se invertirán más de 100 millones de pesos en conjunto con el gobierno del estado. También se creó la Gerencia de Conservación e Imagen, encargada de limpiar caminos y accesos a pozos de producción, lo que permitirá agilizar reparaciones y mejorar la imagen urbana.

Sin embargo, el organismo enfrenta otro desafío: la morosidad de los usuarios, que alcanza el 25%. Torres Rivas exhortó a los ciudadanos a cumplir con sus pagos, recordando que el suministro depende también de que la Japay cuente con recursos para invertir en mantenimiento.

Las lluvias y los apagones eléctricos son otro factor de riesgo, pues generan interrupciones en el bombeo de agua. No obstante, el funcionario aseguró que se trabaja de manera coordinada con la Comisión Federal de Electricidad para atender rápidamente estas eventualidades.

Entre fugas, baches y robos: un reto permanente

La Japay reconoce que el reto de mantener un servicio eficiente en Mérida es mayúsculo. A más de cinco décadas de la instalación de gran parte de la red, los problemas de fugas y baches seguirán apareciendo, mientras que la delincuencia representa un gasto adicional para el organismo.

La pregunta que se hacen ciudadanos y autoridades —¿qué vino primero, la fuga o el bache?— resume el círculo vicioso en el que se encuentra el sistema hidráulico de la capital yucateca. Para la Japay, la única respuesta posible es seguir reparando, reforzar la seguridad y trabajar en coordinación con los tres niveles de gobierno, con la esperanza de garantizar a los meridanos un servicio digno y constante.

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