Ante esta realidad interviene la ONU y pide frenar la construcción y expansión acelerada de megacentros de datos.

En Querétaro comunidades locales enfrentan sequías, desplazamientos y falta de acceso a agua potable.
La inteligencia artificial (IA) está revolucionando la forma en que vivimos y trabajamos, pero también está generando un aumento significativo en el consumo de energía. De acuerdo a un estudio realizado por el Washington Post en colaboración con investigadores de la Universidad de California en Riverside, cada petición en ChatGPT pasa por un servidor que realiza miles de cálculos para determinar las mejores palabras a utilizar en la respuesta, y en este proceso, los servidores generan calor.
Según Shaolei Ren, profesor asociado, el agua transporta el calor generado por los servidores a torres de refrigeración para ayudarlo a salir del edificio. Sin embargo, en las zonas donde los recursos hídricos son relativamente escasos, se prefiere utilizar la electricidad para enfriar las instalaciones con sistemas similares a los grandes aparatos de aire acondicionado.
En diversos artículos publicados en Wired, se explica, que la cantidad de agua y electricidad necesaria para procesar una sola respuesta de chatbot de IA, depende de la ubicación del centro de datos y la proximidad del usuario a la instalación.

Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), los centros de datos que alimentan la IA duplicarán su consumo eléctrico en 2030, lo que plantea importantes desafíos para la sostenibilidad energética. En su informe “El nexo entre el agua y la energía”, la ONU advierte que la creciente demanda de sistemas de inteligencia artificial (IA) y criptomonedas puede agravar la desigualdad en el acceso a recursos energéticos y afectar a diversos ecosistemas.
Se estima que los centros de datos podrían llegar a consumir hasta el 12% de toda la electricidad de Estados Unidos en 2028. Además, se calcula que se requerirán entre 4,200 y 6,600 millones de metros cúbicos de agua para garantizar el funcionamiento adecuado de los centros de datos en los próximos dos años.
Un informe de The Maybe revela los impactos negativos de la expansión de centros de datos impulsada por la IA y la computación en la nube en diferentes partes del mundo.
En nuestro país, es el estado de Querétaro el que despunta en el desarrollo de centros de datos, con proyecciones que estiman más de 10 mil millones de dólares en inversiones durante la próxima década por parte de gigantes tecnológicos como Microsoft, Google y AWS.
Sin embargo, este auge tecnológico también implica la monopolización del agua, la contaminación, el consumo intensivo de energía y una creciente resistencia comunitaria, todo en un contexto de opacidad y promesas incumplidas por parte de gigantes tecnológicos y autoridades gubernamentales.
El gobierno local había prometido la creación de miles de empleos, pero la realidad ha sido muy distinta: a dos años de su construcción, solo 17 personas trabajaban en los dos centros operativos, lo que representa una pérdida económica del 83% frente a las expectativas.

Y todo esto ocurre en una región que en 2024 enfrentó la peor sequía del siglo, dejando al 14.8% de su población sin acceso constante a agua potable. A pesar de ello, los centros de datos de Microsoft continúan operando con sistemas de enfriamiento por aire altamente dependientes del agua, necesaria para mantener las temperaturas de los servidores.
El agua que utilizan proviene del acuífero del Valle de San Juan del Río, actualmente en un déficit de 56.8 mil millones de litros. Solo para Ascenty1, Microsoft registró en octubre de 2023 una concesión de 25 millones de litros por año, equivalente al 24% del agua municipal destinada a uso público y urbano en todo Querétaro.
Pero además, en Querétaro, donde el agua se privatizó desde 2022, los centros de datos están exentos de impuestos ecológicos y han implicado la venta de tierras comunales y afectado gravemente a comunidades indígenas.
Ante situaciones como ésta, el relator especial de la ONU sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo Agudo, ha hecho un llamado a los Estados miembros de la ONU y a las instituciones internacionales a promover una moratoria en la instalación y operación de nuevos centros de datos hasta que se determinen sus efectos reales sobre el bienestar social y ambiental y se exija a las empresas que gestionan estas infraestructuras información clara y verificable sobre su consumo de agua y energía.
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