Por: Raúl Asís Monforte González
Presidente de CMIC Yucatán
Algunas veces en la industria de la construcción puede entrometerse alguno que otro oportunista, que por tener un compadre “bien colocado” y con poder de decisión en la asignación de contratos, o por participar activamente en actos de corrupción, incursiona temporalmente en este sector para hacerse de jugosos negocios.
Los auténticos empresarios de la construcción en cambio, tienen muy clara su vocación, su responsabilidad social, y su compromiso con el futuro. Es fácil distinguirlos de los primeros, solo hace falta observar el fruto de su trabajo, porque estos hombres y mujeres todo el tiempo están dedicados a continuar haciendo lo que siempre han hecho: construcciones cada vez mejores.
Para un constructor de verdad, es motivo de especial orgullo y satisfacción proponerse siempre que el edificio o la obra de infraestructura que está iniciando hoy, será la mejor que haya hecho jamás.
Y para lograr eso en los tiempos actuales, no hay mejor aliado que la tecnología. Las nuevas tecnologías de construcción tienen el potencial de hacer los proyectos más eficientes, rentables, durables, resilientes y sostenibles. Con tecnología de vanguardia, los sitios en donde se ejecutan las obras pueden ser más seguros para el talento humano que ahí labora. Mediante el uso de plataformas tecnológicas de construcción inteligente, drones, sensores, ciencia de datos, el aprendizaje de máquinas, gemelos digitales, y muchas otras herramientas, las obras del futuro están listas para ser más sofisticadas que nunca. Estamos viviendo una era muy estimulante, y este 2023 puede ser un año de transición que impulse a la industria de la construcción, a la ingeniería y la arquitectura, hacia avances nunca imaginados.
La analítica de datos puede ser por ejemplo, una gran aliada de las compañias de construcción que constantemente están buscando hacer a sus empresas más sostenibles. Esta ciencia cambiará pronto como se construye todo, no solamente un edificio individual o las grandes obras de infraestructura, sino ciudades enteras, midiendo monitoreando y controlando sus objetivos medio ambientales, sociales y de gobernanza, que ayudan a reducir sus emisiones de carbono y contrarrestar los efectos del cambio climático.
El último par de años, todo el mundo hemos aprendido lecciones muy duras derivadas de las disrupciones en las cadenas de suministro y su impacto en los costos y los tiempos de ejecución de los proyectos, sin embargo ese mismo aprendizaje en combinación con tecnologías de ambientes de datos comunes (CDE por las siglas de Common Data Environment) ahora puede permitir gestionar equipos de trabajo conectados universalmente a cronogramas comunes y coordinados entre departamentos de diseño, ingeniería y administración que se sincronizan y actualizan ajustando en tiempo real el impacto de cada acción en la línea de tiempo y presupuesto de cada proyecto.
La gestión remota de los proyectos hará que la distancia se vuelva completamente irrelevante, la comunicación 5G permitirá supervisar las obras sin perder tiempo trasladándose a ellas, mejorando notablemente la calidad, seguridad y eficiencia operacional.
La seguridad laboral siempre ha sido la más alta prioridad en la industria de la construcción, las empresas pueden mejorar las condiciones de trabajo y mitigar los riesgos con equipos de protección personal que utilicen chips de rastreo o sensores que permitan anticipar futuras amenazas y ya no solamente identificarlas.
Sin duda, con más avances tecnológicos, seguiremos haciendo construcciones cada vez mejores.
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