Existen datos referenciales desde 1880, sobre el inici0 de este ritual.
Doce campanadas, doce uvas. El tradicional rito para recibir el Año Nuevo se acerca, pero, de dónde surgió el comer 12 uvas justo a la medianoche y así despedir al año viejo.
Con base en el libro Spain del periodista estadunidense, Jeff Koehler, existen dos teorías sobre los orígenes de esta antigua costumbre:
En la primera, los datos se remontan a la década de 1880. Koehler menciona, con base en reportes de la época, que la alta clase española adoptó de Francia algunas celebraciones, entre ellas, la Nochevieja comiendo uvas y bebiendo vino espumoso.
El periodista estadunidense detalló a la radio NPR que los madrileños extendieron esta costumbre e iban a la Puerta del Sol para escuchar las campanas a medianoche y comían uvas en un acto de ironía y burla a la clase alta.
Existe una segunda teoría que señala que la raíz está en 1909.
Surgió cuando los productores en Alicante, al sureste de España, obtuvieron una cosecha muy grande de uvas blancas llamadas Aledo.
Ante la alta producción de uva, bajó su precio, así que apostaron por una estrategia de venta. Fue cuando surgió lo que conocemos como las uvas “de la buena suerte”.
Ahora bien, existen otros datos. El 2 de enero de 1894, en la edición del diario español El Correo Militar se mencionó que “las familias ricas acostumbraban comer 12 uvas en las primeras campanadas después de la medianoche”. La versión fue confirmada en 1915 como una “tradición”, por el periódico El País.
Fue aquí cuando se indicó que cada una de las uvas simboliza un mes, según la tradición, y se pone un racimo de 12 en cada lugar de los comensales de la fiesta de fin de año. De acuerdo con la tradición, esto atrae suerte, alegría, salud o dinero para el año que viene.
Las uvas de la buena suerte
Se dice que comer las 12 uvas “trae buena suerte” en el año siguiente. Sin embargo, hay algunas historias que dejan abierto al debate el origen de esta tradición.
Aunque el estallido de un corcho de champán señala la llegada de un nuevo año en todo el mundo, algunos países tienen sus propias tradiciones. Como es el caso de este acto que se originó en España: a la medianoche, se deben comer las 12 uvas de la suerte, una con cada campanada del reloj.
Se dice que esta tradición se remonta a principios del siglo XX. Una historia que se repite a menudo dice que los productores de Alicante tuvieron una cosecha excelente en 1909 y encontraron una manera creativa de vender sus excedentes.
La numerología sí juega un papel importante. Cada uva representa buena suerte en cada mes del año, pero toda la fruta debe comerse durante el tiempo que tarda el reloj en sonar 12 veces. Si te comes las 12 al final tendrás buena suerte en el nuevo año.
Otra historia dice que la burguesía de Madrid querían copiar a los franceses comiendo uvas y bebiendo vino espumoso el último día del año. Poco después, la tradición fue adoptada por los visitantes de la Puerta del Sol que iban a ver el repique de las campanas a la medianoche y comían las uvas a manera de burla para los ricos.
Por lo general, las uvas que se venden en España (como las de la suerte) son una variedad tradicional española llamada Aledo, que se cosecha en la costa mediterránea del país ibérico.
Las uvas verdes se envuelven en bolsas de papel durante junio y julio mientras maduran, lo que conserva el sabor, el aroma y retrasa la maduración. También produce una cáscara fina porque la fruta no tiene que protegerse de las inclemencias del tiempo. Por lo tanto, las uvas son realmente dulces y frescas, perfectas para comer rápidamente.
Si tu primera uva resulta ser dulce, recibirás enero con optimismo porque se supone que garantiza buena suerte, mientras que una amarga sugiere malas vibraciones.
Y, si terminas a tiempo, este éxito significa que se concederán los deseos. Pero, por supuesto, la buena suerte puede suceder por motivos más sentimentales en forma de felicidad y paz.
Esta tradición se practica en México y algunos países de América Latina.