Construir, un trabajo digno y honorable; la representación femenina es aún muy baja, aunque manifiesta signos de lenta mejoría con el tiempo.
Por: Raúl Asís Monforte González
Presidente de CMIC Yucatán
A las empresas constructoras del estado de Yucatán nos está costando mucho trabajo reclutar y conservar la suficiente cantidad de talento humano que requerimos para llevar a cabo las obras de infraestructura que están bajo nuestra responsabilidad, y muchos creen que esto es un fenómeno local o regional derivado de la ocupación de miles de obreros de la construcción en las obras del Tren Maya.
Pero la escasez de mano de obra especializada para este sector, es un gran desafío que tenemos por delante en todo México y también a nivel global, que debe abordarse desde dos vertientes: la cantidad y la capacidad.
En los Estados Unidos, la Oficina de Estadísticas Laborales señala que el 41 por ciento de la fuerza laboral del sector construcción se retirará en los próximos 10 años. Algunos estudios independientes encuentran que esta cifra será mucho mayor.
La RICS (Royal Institution of Chartered Surveyors), una organización que agrupa a más de 134,000 profesionales del sector de la construcción, la infraestructura y los bienes raíces en 148 países del mundo, señala que tan solo en el Reino Unido serán necesarios 200,000 trabajadores en los próximos años, debido al envejecimiento de la fuerza laboral.
Esto supone un gran problema para la industria de la construcción mundial, especialmente porque los proyectos de infraestructura continúan creciendo no solo en cantidad y dimensiones, sino también en complejidad y avances tecnológicos que imponen a los obreros la necesidad de aprender nuevas habilidades y destrezas. En estas circunstancias, las empresas están batallando para cubrir las posiciones de trabajo que se necesitan para cumplir a tiempo con los proyectos. Así que este fenómeno está teniendo un impacto de corto plazo en el costo y el tiempo de ejecución de los proyectos, que está directamente relacionado con la escasez de mano de obra, poniendo en riesgo la confianza de los inversionistas en el sector y por consiguiente el gasto en este rubro.
Pero, ¿Qué podemos hacer los protagonistas de esta industria para cerrar las brechas tanto de cantidad como de competencias y habilidades de nuestros colaboradores?
En primer lugar tenemos que mostrar nuestra labor, construir, como lo que realmente es: un trabajo digno y honorable. Es un hecho que ni siquiera estamos en el horizonte de muchos trabajadores jóvenes y que no estamos captando debidamente su atención. Para hacerlo, es preciso destacar lo positivo, encontrar nuevas formas de acercarnos y ampliar las maneras cómo reclutamos a los potenciales candidatos.
Adicionalmente, la representación femenina es aún muy baja, aunque manifiesta signos de lenta mejoría con el tiempo. En los Estados Unidos, las mujeres representan el 14 por ciento de la fuerza laboral en la industria de la construcción y en el Reino Unido solamente el 11 por ciento. Y éste no es un asunto exclusivamente de igualdad de oportunidades y eliminación de la discriminación por género, sino también de que realmente las mujeres se interesen en estos puestos de trabajo.
Algunos puestos de trabajo en construcción requieren un grado alto de especialización que solo puede alcanzarse a través de un entrenamiento extenso, así que otra de las grandes preocupaciones radica en la disponibilidad suficiente de entrenadores y los espacios para hacerlo. La clave para encarar este déficit está en la educación, que puede darse como hasta ahora se ha hecho, como una destreza aprendida de generación en generación, o por medio de una institución educativa formal.
La ley de la oferta y la demanda ha ocasionado ya un incremento en los salarios de los obreros de la construcción, lo cual no solo es bueno para ellos, sino que se convierte en un incentivo para atracción de nuevos candidatos a la industria. Lo importante aquí, es que las compañías también puedan impactar estos incrementos en los precios finales de las obras de construcción sin afectar las ventas, o que las dependencias de gobierno consideren estos costos en sus presupuestos base para evitar licitaciones desiertas u otros problemas.
En este entorno, la industria de la construcción se coloca en el umbral de un nuevo año 2023, lista para afrontar el reto de continuar demostrando que construir es un trabajo digno y honorable al que merece la pena dedicar la vida.
© Copyright 2022. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados.
E-mail: [email protected]
Facebook: Raúl Asís Monforte González. Twitter: @raulmonforteg
¡Síguenos en Facebook y Twitter para mantenerte informado de los mejores sitios turísticos y las tendencias empresariales